Un tal Simon siembra el pánico en las calles de Nueva York haciendo explotar una serie de bombas y asegura que no dejará de hacerlo a menos que el agente John McClane acceda a jugar con él a un juego llamado “Simón dice”. Con la ayuda de Zeus, un electricista de Harlem, el agente comienza una trepidante carrera para resolver las adivinanzas planteadas por el terrorista y al mismo tiempo, para averiguar sus intenciones